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Marcela Pazos

Marcela Pazos

Un  día  apareció la enfermedad, como camino…Una semana antes de cumplir mis 30 años, me enteré que tenía un Linfoma No Hodgkin. EL LNH desestructuró mi vida. Me hizo tambalear todo lo que yo creía. Un enemigo invasivo e implacable, arrasando mi presente, mi historia, interponiéndose en mi futuro.

Esa tarde, el Dr. Santiago Pavlovsky, me comunicó la noticia. Él, impecable, con su guardapolvo blanco, en su ordenado despacho, diciéndome que tenía un linfoma, como si tal cosa. Yo llorando desconsolada, por la quimio, por mi cabello y sin saberlo aún, por lo que me esperaba….

Sentí que lo odié porque me dejó llorar 2 horas, solo diciéndome  – Vos preocupada por tu cabello y yo por salvarte la vida. Pasó mucho tiempo hasta entender que estaba herida, por otras razones, y no por su trato….

La primera vez que entré en FUNDALEU, no sabía cuánto tiempo iba a llevar esto, cuanto iba a sufrir y cuantas horas y días iba a pasar allí….  No sabía que alguna vez, iba a escribir estas palabras, agradeciendo.

Así fue, que a la semana de “la noticia” me interné en FUNDALEU. Me recibió la Dra. Remaggi que tenía mi misma edad, y que fue siempre una ayuda muy importante, ante mis miedos y dudas.

La Dra. Fernandez, Dra. Michelet… las enfermeras, los pacientes que transitábamos el mismo camino, eran parte de mi rutina a partir de ese día. Eran parte de mi realidad y de la fuerza que me enseñaron a tener para seguir adelante. Cuando uno atraviesa el tratamiento y comparte tanto tiempo en un Sanatorio, la contención, la entrega, el cuidado son fundamentales para el paciente y su dignidad.

Pero sobre todo el orden del DR. SANTIAGO me ordenó. Sus llegadas puntuales demostraban un  respeto para el enfermo, como  pocos profesionales en la Salud lo hacen.

Mi cuerpo respondió muy bien y en tres meses la enfermedad comenzó a ceder. Entonces me propusieron el autotrasplante de médula. Como dudé! Que horror me parecía todo eso! Pero una vez más confíe en el Dr. Santiago y FUNDALEU.

Me sometí a ese autotrasplante. Para ello necesitaba donantes de sangre y de plaquetas. Esa etapa también fue muy reveladora para mí. Que valiosa pasó a ser la sangre! Que valor y que dimensión empezó a tomar para mi un acto de amor como es donarla.  Mi hermana empezó a llamar a amigos, parientes, amigos de amigos y parientes de amigos. Con asombro vi como personas que quizás no eran tan cercanas acudían rápidamente a FUNDALEU y como otros más allegados evitaban ir. La sangre, que contiene nuestro ADN revela muchas cosas. Tiene información única y propia de cada Ser y entregarla, habla de amor, de egoísmo, de solidaridad, en distintos niveles….

FUNDALEU fue mi casa por esos años y el Dr. Santiago Pavlovsky y su equipo los mejores médicos que pude tener y que hicieron todo lo que estaba a su alcance por salvar mi cuerpo. El trasplante fue un éxito!

Pero debido a la quimioterapia, y a partir del trasplante, comencé con una menopausia terapéutica. Tenía “calores”, y tras varios análisis hormonales, comencé con una terapia hormonal de reemplazo. Yo tenía un hijo de 8 años y estaba divorciada. Estaba de novia, y a partir de ese momento no usamos ningún método anticonceptivo, ya que me habían confirmado que, nunca más iba a tener un bebé. Si bien, no estaba en mis planes tener otro hijo, el no poder, fue algo más, para aceptar.

Diez meses después de haber sido dada de alta, me ordenan una tomografía de control. Tórax, abdomen y pelvis. Tome el líquido de contraste, y cuando ingresé en el tomógrafo y me realizan el primer paneo con el equipo, la Doctora sale horrorizada diciéndome que estaba embarazada! Yo le respondí que era imposible, que tenía menopausia hacia un año. Ella me miraba evaluando si yo comprendía la situación. Salimos de la sala y nos dirigimos a un ecógrafo. Cuando apoyó el traductor en mi abdomen, vi en la pantalla un bebé chupándose el dedo, tan claramente, que casi me desmayo!!

Luego de salir del trasplante, engordé como 15 kilos, había perdido peso con el tratamiento y la recuperación del mismo, la ansiedad y varios factores contribuyeron a este hecho. Ni remotamente se me cruzó por el pensamiento que eso estaba ocurriendo, en parte, porque tenía un bebé en mis entrañas!

Por lo intempestivo de la situación la Dra. me acompañó a FUNDALEU. Recuerdo el revuelo ese día! Estaba embarazada de 5 meses y yo creí que por la quimio recibida, ese bebé podía tener muchos trastornos!

Luego de tranquilizarme al respecto, tuve que afrontar que iba a ser MAMA! Me enteré de la noticia, el 10 de noviembre. El embarazo consciente, más corto de la historia y el único bebé diagnosticado por tomógrafo!

El 12 de marzo se produjo el MILAGRO. Nació Matías. Un ángel en mi vida. Uno de los momentos más felices que recuerdo.

A partir de ahí, comencé una nueva etapa, conformé un hogar con mi pareja y mis dos hijos.
Pero todavía tenía un largo camino por recorrer.

Tres años después tuve una recaída. Una vez más en Fundaleu, me proponen un nuevo tratamiento con Rituximab, una droga nueva, comercializada por el Laboratorio Roche y entro dentro de los pacientes para el ensayo de la misma. Nuevamente tengo una muy buena recuperación.

Para ese entonces, ya convencida que solo el tratamiento médico no iba a ser suficiente, comienzo una búsqueda interior. Algo debía yo cambiar más profundamente y entender de mi misma para sanar totalmente.

Pasan 4 años más y tengo otra recaída, y nuevamente un ciclo de quimioterapias y Rituximab. Fue por ese entonces que en una charla con el Dr. Pavlovsky le pregunté en que porcentaje influían los tratamientos que ellos me aplicaban en mi recuperación. Y él me contestó: Nosotros ponemos un 30%, el resto lo pones vos. Y yo pensé, sentí y le dije:- Entonces yo me salvo.

Ninguna otra respuesta podría haber hecho que esa sanación fuera posible. Y por otra parte solo un Gran Ser Humano, y un Gran Médico puede dar esa respuesta. Él, que dedicaba su vida a esta institución y a sus pacientes, con su dedicación, su mente brillante y su trabajo, me contestó sin Ego la respuesta que mi alma necesitaba para reaccionar.

En FUNDALEU me enseñaron la importancia del estar con el paciente desde un lugar diferente, de lo fundamental que es crear conciencia para salvar una vida, donar sangre, de poder leer un hemograma casi como un hematólogo…. Y del no claudicar.

Fue entre esas paredes donde aprendí a estar sola, a cuestionarme y a COMPRENDER que la sanación final y definitiva estaba incompleta si solo me dedicaba a uno de mis cuerpos. Mi cuerpo físico estaba en buenas manos, mi cuerpo mental me jugaba a veces desfavorablemente, pero fue mi cuerpo espiritual el que despertó, fue mi alma quien tuvo por fin la oportunidad de aflorar y empujarme a la sanación definitiva, en esos momentos donde no tenía otra opción que estar en cama, recibiendo quimioterapia….

10 años para erradicar esto, que fueron 10 años de formación y 10 años que me permiten hoy poder ayudar a expandir la conciencia a otros, para que no enfermen su cuerpo físico solo por no permitirse ver con los ojos del alma.

A través de diferentes técnicas de sanación hoy trabajo con pacientes que tienen dolencias parecidas acompañándolos terapéuticamente en su recuperación.

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