Néstor Cionci

Mi Mamá deseó tener un nieto muchos años. Después de desgracias y frustraciones Dios le dió lo que buscaba. Cuando solo llevaba unos meses disfrutando, ella (Cuqui) se sentó en Fundaleu y escuchó al Dr Pavlovsky decirle que «esto impresiona como una leucemia y debe internarse ya». Recuerdo cada palabra y cada gesto en esa tarde gris hace 25 años, de las peores de mi vida.

Sin saberlo, le dije lo que después Fundaleu me enseñó.

La Vida no es permanecer, ni se mide en minutos, la Vida son momentos. Cuánto pagaría cualquiera de nosotros por darle un beso, uno solo, a un Ser querido que ya no está, en que moneda se cotiza volver a ver una risa de ellos o escuchar su voz, un abrazo se paga en pesos, euros o dólares?

El Dr Pavlovsky se transformó en Maiko, los Médicos en sus amigos, las enfermeras en sus hijas y el desenlace que había pensado en días o semanas cambió a una década que siguió donde la pude ver con mis hijos en brazos, la vi llorar, luchar, jugar, festejar…..la vi vivir.

En todo ese camino a mí me acompañó y me ayudó la Gente de Hemoterapia, su personal, y claro, los Donantes.

Estamos acostumbrados a sonreír en una entrevista para obtener algo, a pagar para lograrlo, a “arreglar” para suavizar lo que viene mal. Nada de eso sirve cuando se trata de la Salud, por eso nos descoloca tanto, por eso iguala al pobre y al rico. Ni hablar de la incomodidad, de la desgracia de NO pedir plata, de pedir Sangre. No quisieran estar allí. Estoy eternamente agradecido, eternamente, a cada Donante, no entregaron plasma, médula o Plaquetas, ellos me han acompañado y me han regalado una sonrisa más, un abrazo más, un recuerdo más, un día más de mi Mamá.

Entiéndanlo. Nos hicieron mucho más felices. Por eso no es un slogan publicitario, cuando uno DONA SANGRE, DONA VIDA. La Vida que se celebra.

Para agradecer y para honrar esa ayuda quedé yo mismo como Donante Voluntario de Plaquetas hasta hoy, acompañando a los que lo necesitan. Ahora una enfermedad me saca de la cancha, ya no puedo hacerlo más. Para cerrar el círculo llevaré a mis hijos, a los nietos de Cuqui, a inscribirse al Banco de Médula Ósea, para que aprendan lo que me enseñó aquí tanta gente con tanto ejemplo.

Muchísimas Muchísimas gracias a Fundaleu, a Hemoterapia y a sus Donantes

Néstor Cionci

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